Nací el 29 de junio de 1974 en Caracas, Venezuela, soy la hija menor de Juan Pedro Olivares del Nogal (1947 – 2022) y Virginia Taylhardat de Olivares, las dos personas que me han enseñado que la familia siempre está primero.
Viví entre las verdes colinas de Alto Prado y el Colegio Emil Friedman. En 1995 me gradué de Publicidad y Mercadeo en el Instituto Universitario Nuevas Profesiones, siguiendo los pasos de mi padre y sin saber todas las aventuras que aún tendría por delante.
Mi padre ha sido mi gran mentor, hay huellas de sus enseñanzas en todo lo que hago. Desde el principio trabajé con él en nuestra empresa familiar de branding, Clio Publicidad, C.A. con marcas y empresas que actualmente siguen sostenibles en el mercado venezolano. Él siempre me enseñó a apostar por nuestro país.
Seguimos creciendo y evolucionando. Creamos Clío Comunicaciones, C.A. para complementar el servicio a las empresas con comunicaciones y relaciones públicas y de allí salió la chispa para nuevos proyectos. En este punto ya sabía que trabajar con creatividad era lo mío.
Después de muchas noches trabajando, ensayos y errores, nació el Grupo Editorial On Time (GEOT) para crear y editar revistas y publicaciones de lujo, tanto de joyería como de relojería. Estoy todos los días orgullosa de ON TIME y VELVET magazine, no solo por cómo han crecido en estos 19 años de investigación continua, sino por la forma en que son capaces de seguir sorprendiendo.
Tengo la suerte de trabajar con un equipo increíble.
Gracias a este apoyo creativo, y el impulso de mi familia, en 2014 hice realidad un proyecto que me permitiría llevar las ideas a la materia: abrí las puertas de Joyería Braganza en el Centro Comercial Altamira Village. Lo que me propuse fue darle un nuevo aire al arte de la joyería, que nuestro país viera reflejada su alma vanguardista en unas joyas más modernas y atrevidas que los diseños de las marcas tradicionales.
¿Por qué siento que mantener la creatividad es algo urgente?
Mi familia me ha enseñado que ver el mundo es la mejor fuente de saber. Mi tío, Adolfo Raúl Taylhardat, fue un reconocido diplomático venezolano y representante del país en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Mi abuelo fue Carlos Alberto Taylhardat, Capitán de Navío durante 30 años y embajador de Venezuela en Líbano e Irak.
Crecí entre viajes, descubrimientos y respeto a otras culturas. Pero sobre todo, a respetar el valor de los míos.
Estoy convencida de que los proyectos ingeniosos son nuestra mejor carta de presentación para ese mundo que también pone sus ojos sobre nosotros.
Mientras tanto, también le enseño a mis hijos todos los días que podemos aportar algo hermoso, valiente y genuino cuando trabajamos con corazón.